¿Quién ha creído a nuestro anuncio?

Isa 53:3-8 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

sábado, 16 de abril de 2011

Reflecciones

Sufrimientos
Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas, si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 1 Pedro 2:20.

Años después de estar bien, disfrutando de una comodidad placentera tanto él y su familia sucedió algo inesperado, algo que no estaba agendado en los proyectos de su vida.

Aquel día amaneció triste; más triste que cualquier otro. La densa humedad que envolvía la ciudad parecía el presagio de algo funesto. Por lo menos, a Abel  le daba la impresión de que aquel día marcaría su vida para siempre.

El reloj de pared indicaba las tres de la tarde en la casa donde él  habitaba. Repentinamente se oyó la voz del sufrimiento muy  lejano, como el lamento triste de muchas voces. A medida que los segundos transcurrían y las cosas empezaban a ser sacudidas por un cambio repentino, Abel percibió que se trataba de un inicio de sufrimiento.

El sonido de un revolver…Los segundos parecían una eternidad, y parecía que la tierra temblaba como un gigante herido Ante aquella  escena, solo restó un coro de gritos de dolor, el sonar de una ambulancia y un escenario fúnebre de sangre, cuerpo herido, y olor a pólvora y muerte…

Aun en su sub consciente

Todavía cargaba en su inconsciente el peso de la culpa; como si él hubiese sido el causante de aquella tragedia, quizás por no haber sabido vivir, por actuar como un neófito y egoísta.

Pero después las inteerrogancias: -¿Por qué es necesario sufrir en este mundo?

Amado hermano (a) El dolor es una realidad del mundo de pecado en el que vivimos. Puede ser grotesco, irracional e injusto, pero es el pan de nuestro día a día. Sufren los justos, y también los injustos. Pero he aprendido amado hermano (a) en que hay una diferencia y La diferencia es que el sufrimiento de los justos es gloria. Te purifica, te pule, te limpia; trabaja el bello diamante que se esconde en ti.
Ya el dolor de los injustos no tiene sentido. Es como la herida purulenta, que va destruyendo lenta, imperceptible, pero completamente.
El cristianismo no te protege del dolor; Si, es cierto, Amado hermano (a) no te protege del dolor pero te da una nueva orientación a tu sufrimiento. Te hace grande, te ennoblece y te prepara para conquistas más grandes. Solo ten la seguridad de que en el momento del dolor estés en los brazos de Jesús. Pues, “¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas, haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios”.

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