¿Quién ha creído a nuestro anuncio?

Isa 53:3-8 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

lunes, 23 de mayo de 2011

Satanás


Su Personalidad y Poder

Satanás fue creado originalmente como el ser más elevado entre los criaturas morales de Dios, aunque hay un abismo de diferencia inmensurable entre este príncipe de los seres creados por el Señor y las tres Personas de la Deidad, las cuales no fueron creadas y existen en sí mismas para siempre.

A. LA PERSONALIDAD DE SATANÁS

Puesto que Satanás no se manifiesta en forma corpórea, el hecho de su existencia debe aceptarse, como en el caso de la Divinidad y de todas las huestes angélicas, a base de la evidencia ofrecida en las Escrituras. Cuando se considera esta evidencia notamos lo siguiente:

1. Satanás fue creado como una persona.
En Col_1:16 se declara que la creación se llevó a cabo por Cristo y que «todas las cosas que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades», todo fue creado por El y para El. El tiempo de la creación de los ángeles no es revelado más allá del hecho de que este evento precedió probablemente a la creación de todas las cosas materiales y que a su vez fue precedido el mismo por la existencia eterna de Dios, de la cual se da testimonio en Jua_1:1-2.
Entre todas las huestes celestiales sólo hay un ser cuya creación se menciona en particular: Satanás. Esto indica la supremacía de la que él disfruta respecto a todas las criaturas invisibles de Dios.
En Eze_28:11-19 leemos la lamentación que se dirige al «Rey de Tiro»; pero si bien es cierto que este pasaje podía tener una aplicación inmediata y parcial al rey de esa ciudad, es evidente también que las palabras del profeta tienen en vista al ser que es supremo entre todas las criaturas de Dios, pues del personaje aquí mencionado se dice que «está lleno de sabiduría, y acabado en hermosura»; que había estado «en Edén, en el huerto de Dios» (probablemente el primitivo Edén de la creación original de Dios, y no el Edén de Génesis 3); que fue creado según el plan divino y ungido como el querubín sobre el monte santo, el cual, de acuerdo al simbolismo bíblico, representa el trono o el centro donde Dios ejerce su poder en el gobierno de todas las cosas. Esta descripción, que no podría corresponder a la persona y experiencia de ninguno de los reyes de Tiro, es posible aplicarIa solamente a Satanás, tal como él era antes de su pecado y de su correspondiente caída del lugar que había ocupado.

2. Satanás desempeña todas todas las funciones de una persona.
De las muchas porciones bíblicas que ponen de relieve la personalidad de Satanás pueden notarse las siguientes:
a) Isa_14:12-17. Contemplando a Satanás como si estuviera ya terminada su carrera y como si hubiera sido ya definitivamente juzgado en el fin de los tiempos, el profeta le da el título de «Lucero, hijo de la mañana», y lo trata como a un ser que ha caído de su estado original y de su primitiva gloria. El que «debilitaba a las naciones» (v. Isa_14:12) es también culpable de haber opuesto su propia voluntad a la de Dios en cinco particulares aquí revelados; y tanto en este pasaje como en Eze_28:15 se dice que el pecado de Satanás fue un propósito secreto que estaba escondido en lo profundo de su corazón, pero que Dios lo descubrió y lo reveló (cf. 1Ti_3:6).
b) Gén_3:1-15. Es por los eventos narrados en este pasaje que Satanás recibió el título de «Serpiente», ya que fue por medio de la serpiente que él se manifestó a Adán y Eva. Cada palabra por él pronunciada y cada designio que él revela en esta historia de la caída de nuestros primeros padres es una evidencia de la personalidad de Satanás (cf. 2Co_11:3, 2Co_11:13-15; Apo_12:9; Apo_20:2).
c) Job_1:6-12; Job_2:1-13. Una revelación peculiar de estos pasajes es que Satanás tiene acceso a Dios (cf. Luc_22:31; Apo_12:10) tanto como a los hombres (Efe_6:10-12; 1Pe_5:8), y que él manifiesta todas las características de una verdadera personalidad.
d) Luc_4:1-13. La personalidad de Satanás se revela también cuando se enfrenta en el desierto con el Hijo de Dios, quien es el postrer Adán. El que había ambicionado ser «semejante al Altísimo» (Isa_14:14) y que había recomendado este mismo propósito al primer hombre (Gén_3:5), está ahora ofreciendo todas sus posesiones terrenales a Cristo, con la condición de que El se postre a adorarlo. La autoridad y el poder que Cristo rechaza en esta ocasión serán recibidos y ejercidos en el futuro por el personaje que las
Escrituras denominan el Hombre de Pecado (2Ts_2:8-10; 1Jn_4:3).
e) Efe_6:10-12. La táctica de Satanás y su lucha contra los hijos de Dios se presentan en este pasaje como una prueba positiva de la personalidad de tan poderoso enemigo. Las Escrituras no dicen que Satanás esté guerreando contra los hombres no regenerados; ellos le pertenecen y, por lo tanto, están bajo su autoridad (Jua_8:44; Efe_2:2; 1Jn_5:19).

B. EL PODER DE SATANAS

Aunque Satanás se encuentra moralmente caído y ya fue juzgado en la cruz (Jua_12:31; Jua_16:11; Col_2:15), él mantiene todavía su elevada posición y no ha perdido sino un poco de su poder, el cual, tanto en relación con su persona como con la autoridad que él ejerce, es revelado por las Escrituras de la manera que señalamos a continuación:

1. Su poder personal no puede ser del todo estimado.
De acuerdo a su propia declaración, que por cierto Cristo no negó, él tiene poder sobre los reinos de este mundo, los cuales, habiendo sido entregados a él, puede darlos según los dictados de su propia voluntad (Luc_4:6). Se dice que Satanás tenía el poder de la muerte (Heb_2:14), pero que este poder ha sido ya entregado a Cristo (Apo_1:18). Satanás tenía el poder sobre la enfermedad, como en el caso de Job (Job_2:7), y pudo zarandear a Pedro como a trigo (Luc_22:31; 1Co_5:5). La Biblia también revela que Satanás debilitaba a las gentes, hacía temblar la tierra, trastornaba los reinos, puso el mundo como un desierto, asoló las ciudades y a sus presas nunca abrió la cárcel (Isa_14:12-17). Contra el poder de Satanás ni aun el arcángel Miguel se atrevió a usar juicio de maldición (Jud_1:9); pero hay victoria para el Hijo de Dios por medio del poder del Espíritu y de la sangre de Cristo Jesús (Efe_6:10-12; 1Jn_4:4; Apo_12:11). Satanás ejerce su autoridad y poder solamente dentro de la voluntad permisiva de Dios.

2. Satanás es ayudado por demonios.
El poder de Satanás aumenta por la innumerable hueste de demonios, quienes hacen su voluntad y le sirven. Aunque él no es omnipresente, omnipotente u omnisciente, él tiene contacto por todo el mundo a través de los espíritus malignos.
Los demonios juegan un papel muy importante en el control de Satanás sobre la tierra y hacen que su poder esté presente por todas partes (Mar_5:9). Son capaces de morar y controlar tanto animales como hombres (Mar_5:2-5, Mar_5:11-13) y aparentemente desean estar en cuerpos físicos (Mat_12:43-44; Mar_1:1-12).
A veces los demonios solamente tienen influencia sobre los hombres, y en otros casos los poseen de manera que sus cuerpos físicos y también su lenguaje está controlado por demonios (Mat_4:24; Mat_8:16, Mat_8:28, Mat_8:33; Mat_9:32; Mat_12:22; Mar_1:32; Mar_5:15-16, Mar_5:18; Luc_8:36; Hch_8:7; Hch_16:16).
Al igual que Satanás, son totalmente malvados y maliciosos y afectan de esa manera a aquellos a quienes ellos controlan (Mat_8:28; Mat_10:1; Mar_1:23; Mar_5:3-5; Mar_9:17-26; Luc_6:18; Luc_9:39-42). En numerosos casos muestran que saben que Jesucristo es Dios (Mat_8:28-32; Mar_1:23-24; Hch_19:15; Stg_2:19).
De la misma manera que Satanás, los demonios están completamente enterados de que están destinados al castigo eterno (Mat_8:29; Luc_8:31). Son capaces de traer desórdenes físicos (Mat_12:22; Mat_17:15-18; Luc_13:16), así como enfermedad mental (Mar_5:2-13). Si bien algunos desórdenes mentales pueden deberse a causas físicas, no hay duda de que algunas formas de enfermedad mental son debidas a un control demoníaco. La influencia demoníaca puede guiar a una falsa religión, al asceticismo y a la incredulidad (1Ti_4:1-3).
El hecho de la influencia de demonios en los cristianos es evidente (Efe_6:12; 1Ti_4:1-

3). Parece haber una diferencia entre el poder y la influencia de demonios sobre la gente no salva y aquellos que son nacidos de nuevo, debido al hecho de que el Espíritu Santo mora en el cristiano. Mientras que los demonios pueden tomar posesión de una persona no salva y pueden oprimir a una persona salva, hay una diferencia en la duración y en el poder de la influencia demoníaca sobre aquellos que han nacido de nuevo. La obra de Satanás como un todo sería imposible si no fuera por los innumerables demonios que llevan a cabo sus deseos, y continuamente se entabla una lucha de tremendas proporciones entre los santos ángeles y los demonios.


Su Obra y Destino

A. CONCEPTOS FALSOS SOBRE SATANÁS

Hay dos errores muy corrientes en cuanto a la persona de Satanás; y puesto que solamente él los está aprovechando para la realización de su propósito, es razonable llegar a la conclusión de que ellos son de origen satánico.

1. Muchos creen que Satanás no existe en realidad y que su supuesta persona no pasa de ser un principio de mal, o influencia, que se manifiesta en el hombre y en el mundo en general. Lo erróneo de este concepto se demuestra al tomar en cuenta que hay la misma evidencia abundante respecto a la personalidad de Jesucristo como en cuanto a que Satanás es una persona real. Las Escrituras, que son la única palabra de autoridad en esta materia, consideran que tanto Jesucristo como Satanás son seres personales; y si la personalidad de Jesucristo es aceptada en base a lo que la Biblia enseña, la personalidad de Satanás debe aceptarse también sobre el mismo testimonio.

2. Otros creen que Satanás es la causa directa de los pecados de cada persona. Pero esta idea no está en armonía con la verdad: a) porque, en primer lugar, el propósito principal de Satanás no es promover el pecado en el mundo. El no tenía en un principio el intento de convertirse en un demonio, sino el de ser «semejante al Altísimo» (Isa_14:14); él no tiene tanto el ánimo de destruir como el de construir y realizar su gran ambición de autoridad sobre este sistema mundial, en cuyo programa se incluye cultura, moralidad y religión (2Co_11:13-15). La idea de que Satanás es actualmente la causa directa del pecado es falsa: b) porque la Biblia dice que los pecados vienen directamente del corazón depravado del hombre (Gén_6:5; Mar_7:18-23; Stg_1:13-16).

B. LA OBRA DE SATANÁS

Isa_14:12-17 es uno de los muchos pasajes que dan testimonio acerca de la obra de Satanás. Este pasaje revela el original y supremo propósito de Satanás. El deseaba ascender al cielo, exaltar su trono sobre las estrellas de Dios y ser semejante al Altísimo. En la consecución de este fin él echaría mano de sabiduría y poder inmensurables; debilitaría las gentes; haría temblar la tierra; trastornaría los reinos; convertiría el mundo como un desierto; asolaría las ciudades y rehusaría poner en libertad a sus presos. Aunque cada una de estas declaraciones es en sí aterradora, hay entre ellas dos que merecen especial atención:

1. «Seré semejante al Altísimo» (v. Isa_14:14). Esta expresión indica el principal motivo que le guía en todas sus actividades después de su caída. Según lo que tenemos revelado en las Escrituras, el curso de las actividades de Satanás después de su caída moral puede trazarse solamente siguiendo la línea de lo que ha sido su motivo supremo: «ser semejante al Altísimo». Este fue el propósito que con toda seriedad él recomendó a Adán y Eva (Gén_3:5), y al aceptar el ideal satánico, ellos se independizaron de Dios, quedaron dependiendo de sus propios recursos y el centro de su vida llegó a ser su propio yo. Además, esta actitud de Adán y Eva llegó a ser su misma naturaleza, la cual han transmitido a su posteridad, al grado de que todos sus descendientes son llamados «hijos de ira» (Efe_2:3; Efe_5:6; Rom_1:18), y ellos deben nacer otra vez (Jua_3:3), y cuando ya son salvos, tienen que pasar por grandes conflictos si desean rendir su vida completamente a la voluntad de Dios. También el deseo de Satanás de ser «semejante al Altísimo» se ve en su pasión de ser adorado por Cristo (Luc_4:5-7). Cuando por un breve momento el Hombre de Pecado «se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios» (2Ts_2:3-4; Dan_9:27; Mat_24:15; Apo_13:4-8), el propósito supremo de Satanás se habrá realizado bajo la voluntad permisiva del Señor.

2. «A sus presos nunca abrió la cárcel» (v. Isa_14:17). Esta expresión se refiere al poder presente de Satanás tanto sobre los inconversos como a su incapacidad para ayudarles en su eterno juicio. Toda la profecía de donde se extrae esta declaración trata de lo que será la obra de Satanás ya consumada, en los días de su juicio final. No puede dudarse .de que en esta profecía hay mucho que tendrá su cumplimiento en el futuro; sin embargo, sabemos que actualmente el diablo está haciendo todo lo que puede para impedir que los no salvos sean libertados del poder de las tinieblas y trasladados al reino del amado Hijo de Dios (Col_1:13). Satanás anima a «los hijos de desobediencia» (Efe_2:2), ciega la mente de los hombres para que no les resplandezca la luz gloriosa del Evangelio (2Co_4:3-4) y mantiene al mundo inconsciente en sus brazos (1Jn_5:19, V.M.).
Se revela asimismo que, como parte de su estrategia, Satanás procurará imitar las cosas de Dios, lo cual va muy de acuerdo con su propósito de ser «semejante al Altísimo». Por lo tanto, él promoverá la creación y difusión de muchos sistemas religiosos (1Ti_4:1-3; 2Co_11:13-15). Y en relación con esto es necesario recordar que Satanás puede promover ciertas formas de religión que estén basadas en ciertos textos extraídos de la Biblia, que exalten a Cristo como un caudillo e incorporen todos los aspectos de la fe cristiana, con la excepción de uno solo: la doctrina de la salvación por la sola gracia de Dios, a base de la sangre derramada por Cristo en la cruz. Tales errores satánicos están presentes en el mundo el día de hoy y multitudes son engañadas por ellos. Debemos poner a prueba esos sistemas religiosos por la ac- titud que ellos adoptan hacia la gracia divina que salva a través de la sangre eficaz del Cordero de Dios (Apo_12:11).
Evidentemente la enemistad de Satanás es contra Dios. El no es, de ningún modo, enemigo de los no redimidos; y si dirige sus «dardos de fuego» contra los hijos de Dios, esto se debe solamente a que ellos participan de la naturaleza divina y, de consiguiente, él puede a través de ellos atacar a Dios.
Asimismo debe recordarse que los hijos de Dios no son atacados por «carne» o «sangre», sino que su conflicto se desarrolla en la esfera de su relación celestial con Cristo. Esto significa que posiblemente el creyente no sea conducido a practicar lo que es inmoral, pero él puede fallar completamente en lo que toca a la oración, al testimonio cristiano y la victoria espiritual. Debiéramos tener siempre presente que tal estado de fracaso espiritual es tan deshonroso a la vista de Dios como lo son aquellos pecados espontáneamente condenados por el mundo.

C. EL DESTINO DE SATANÁS

La Palabra de Dios es tan explícita al referirse a la carrera y destino de Satanás como lo es cuando nos habla del origen de este ser extraordinario. Hay contra Satanás cinco juicios progresivos que podemos distinguir en las Escrituras:

1. La caída moral de Satanás. Aunque el tiempo de este evento, que aconteció en el remoto pasado, no se nos ha revelado, la caída moral de Satanás y su consecuente separación de Dios se indican claramente en las páginas de la Biblia (Eze_28:15; 1Ti_3:6). Es evidente, no obstante, que él no perdió su posición celestial, ni la mayor parte de su poder, ni su acceso a Dios.

2. El juicio de Satanás en la cruz. Por medio de la cruz Satanás fue juzgado de una manera completa (Jua_12:31; Jua_16:11; Col_2:14-15); pero la ejecución de la sentencia queda pendiente todavía para el futuro. En el jardín del Edén Dios predijo esta sentencia y su respectiva ejecución (Gén_3:15).
3. Satanás será arrojado del cielo. A mediados de la Gran Tribulación y como resultado de una guerra en el cielo, Sa- tanás será arrojado de las alturas y limitado en sus activi- dades tan sólo a la tierra. Entonces él actuará con grande ira, sabiendo que no tendrá sino un poco de tiempo para continuar su obra (Apo_12:7-12; cf. también Isa_14:12; Luc_10:18).

4. Satanás será confinado al abismo. Durante los mil años del reino de Cristo sobre la tierra Satanás estará atado en el abismo; pero después será suelto por «un poco de tiempo» (Apo_20:1-3 , Apo_20:7). El propósito para confinarle al abismo es para hacer imposible que actúe y continúe engañando a las naciones.

5. La condenación final de Satanás al final del milenio. Después de haber promovido una rebelión en contra de Dios, durante el «poco de tiempo» que estará en libertad, Satanás será lanzado en el lago de fuego para ser atormentado día y noche para siempre jamás (Apo_20:10).



Demonios castigados en cuatro grupos

Aunque las referencias al diablo no sean tan frecuentes en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, se menciona a Satanás varias veces: una en 1 Crónicas, catorce en Job 1 y 2, una en el Salmo 109.6 y tres en Zacarías 3.1–2.
La primera ocasión en la que se menciona por nombre a Satanás es en 1 Crónicas 21.1. Este pasaje revela el intento de Satanás de arrastrar a David, un hombre de Dios, a la desobediencia.
1 Crónicas 21.1. David, como su predecesora Eva, no tenía idea del origen de los pensamientos que de repente aparecieron en su mente. Y al meditar en ellos le parecieron correctos, lógicos y necesarios.
Lo que David se proponía estaba mal, tanto, que el propio Joab, comandante de su ejército que no era ningún santo, vio el error de su decisión y expresó su oposición a ella (vv. 2–4).
Estaba tan mal que cuando el juicio de Dios cayó sobre Israel, David supo que era culpa suya y de inmediato se arrepintió de su pecado (v. 8) confesando: «He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente».
Aquí descubrimos lo que encontraremos a través de toda la Biblia. El pecado humano siempre tiene un origen doble. Procede de una fuente humana, las propias decisiones equivocadas, y de otra sobrenatural, la tentación de Satanás. El diablo es quien planta en la mente y el corazón del hombre las semillas de los malos pensamientos e imaginaciones, intensificando el mal que ya hay en él (Hechos 5.1–3; 1 Corintios 7.5; 2 Corintios 11.3; 1 Tesalonicenses 3.5; 2 Corintios 10.3–5; Filipenses 4.8).
Satanás casi siempre comienza con engaño, de ahí las advertencias de Pablo en 2 Corintios 11.3 y su mención de las maquinaciones del diablo en 2 Corintios 2.11. Sin embargo, una vez que Satanás tiene un pie dentro de la vida de una persona (Efesios 4.27), el engaño puede no ser ya tan importante y a menudo el diablo se quita la careta para atormentar y esclavizar aún más a su víctima.
En segundo lugar descubrimos su principal blanco para el engaño, los líderes. En el caso de aquellos que no aman a nuestro Dios, los ataca con engaño en todo nivel de liderazgo. Los líderes políticos, militares, económicos, educativos, sociales, familiares y de otras clases se convierten en el objetivo de sus falsedades. ¿Por qué? Porque son quienes controlan el destino de la humanidad.

Alguien ha expresado que si peca un hombre solitario, sólo él se ve afectado. Si peca un hombre de familia, su acción afecta a toda su casa. Si el pecado lo comete un dirigente local, toda la comunidad se resiente. Si es el líder que gobierna una determinada estructura social, toda la sociedad sufre las consecuencias. Si se trata de un dirigente nacional, su pecado afecta a toda la nación. Y si el culpable es un líder mundial todo el mundo resulta dañado. ¡Quién puede olvidar a Adolfo Hitler!

Cuando peca un líder del pueblo de Dios, es posible que una iglesia, una institución o un hogar cristiano resulte dañado o hasta paralizado. ¿Quién puede argumentar a esto? Todos somos en cierta medida víctimas de los actos pecaminosos de dirigentes cristianos utilizados por los medios de comunicación para el descrédito de la Iglesia de Dios.
En tercer lugar descubrimos el principal propósito del engaño del diablo, deshonrar a Dios trayendo vergüenza e incluso juicio sobre sus hijos. Mediante el engaño de su dirigente David, Satanás acarreó ignominia sobre el pueblo de Dios y también causó de manera indirecta el juicio justo del Señor sobre sus propios hijos (v. 7).
De modo que en esta primera aparición de Satanás, con explícita mención de su nombre, descubrimos en la Escritura los rasgos principales de sus perversas maquinaciones contra Dios y su pueblo. El diablo es un engañador que busca seducir a los líderes del Señor para que cometan actos de desobediencia en Su contra. El objeto de su existencia es deshonrar a Dios y perjudicar a su pueblo. Lo que declara el resto de la Biblia, con relación al satanismo, no es más que una ampliación de estas características principales del campo sobrenatural perverso.
En el primer capítulo de Marcos, Jesús confronta a Satanás en su tentación de los cuarenta días en el desierto (vv. 12–13). Y habiendo vencido en esa inicial y, en muchos aspectos decisiva batalla, el Señor comienza su ministerio público
La resistencia demoníaca interrumpe Su ministerio en la sinagoga. Jesús silencia y despacha rápidamente a los airados y temerosos espíritus (1.21–26). En el mismo capítulo, a la mañana siguiente antes de que saliera el sol, vemos a Cristo confrontando y expulsando demonios hasta bien entrada la noche (1.29–34). Al otro día, después de su intensa actividad nocturna de liberación, empieza su ministerio itinerante. Visita las sinagogas de una ciudad tras otra. Y Marcos nos cuenta que en ellas Jesús realizaba una doble actividad: «predicaba… y echaba fuera demonios» (Marcos 1.39). ¡Increíble! ¡Un mundo de conflicto espiritual!
El origen del mal. En Juan 8.44, Jesús explica que empezó con Satanás. También nos dice que ha venido a atar al diablo, a romper su poder y a liberar a los que Satanás mantiene cautivos (Lucas 4.11–19; Mateo 12.22–29). Jesús revela que Satanás es el gobernante de un poderoso reino de maldad y que tiene sus propios ángeles perversos, como Dios los suyos santos (Mateo 25.41). En seguida descubrimos que son los mismos espíritus demoníacos que atan y oprimen a los hombres (Mateo 12.22–29; Lucas 13.10–16; Apocalipsis 12.4–17; 13.1
A medida que el Nuevo Testamento va sacando a la luz el campo sobrenatural maligno, descubrimos que hay diferentes grados de autoridad en el reino de Satanás (Efesios 6.12 y Mateo 12.24–45; Marcos 5.2–9). Además, los demonios, espíritus malos y ángeles caídos (términos sinónimos en este libro) parecen pertenecer al menos a cuatro categorías distintas y no a tres como a menudo se afirma.

En primer lugar están aquellos que tienen libertad para llevar a cabo los propósitos malignos del diablo. Habitan en los lugares celestiales (Efesios 3.10 y 6.12), pero también pueden actuar en la tierra. Estos espíritus demoníacos afligen a la gente e incluso pueden morar en sus cuerpos (Mateo 12.43–45).
En segundo lugar están los ángeles rebeldes que ahora parece que se encuentran atados en el abismo. Es obvio que serán sueltos en algún momento futuro y causarán estragos en la tierra (Apocalipsis 9.2–12). Satanás y todos los demonios libres se atarán en ese mismo abismo durante el reino milenial de Cristo en el mundo (Apocalipsis 20.1).

En tercer lugar parece haber otro grupo de ángeles caídos que llegaron a ser tan malvados o fueron culpables de un crimen tan horrendo que no se les permitió estar ni en los lugares celestiales ni sobre la tierra. Están atados para siempre, no en el abismo, sino en el infierno. La palabra griega es Tártaros, incorrectamente traducida por «infierno». Vine dice que:
Tártaros […] no es ni el Seol ni el Hades ni el infierno, sino el lugar donde aquellos ángeles de cuyo especial pecado se habla en ese pasaje (2 Pedro 2.4) están confinados «para ser reservados al juicio». Esa región se describe como «abismos de oscuridad». En realidad esos espíritus jamás serán liberados.
Parecen estar retenidos en la oscuridad hasta el día de su juicio (2 Pedro 2.4; Judas 6).

Finalmente, hay un cuarto grupo de ángeles malos que parece que de algún modo están atados en el interior de la tierra, si hemos de tomar las palabras de la Escritura de manera literal. Cuatro de ellos se mencionan como que se encuentran «atados junto al gran río Eufrates». Cuando estén sueltos dirigirán a un ejército demoníaco de destrucción contra la humanidad (Apocalipsis 9.13–21).

Pablo dice a la iglesia de Corinto que algún día los creyentes juzgarán a los ángeles (1 Corintios 6.3). Debe tratarse de los caídos, ya que a los de Dios se les llama «santos ángeles» (Marcos 8.38). Por tanto, la evidencia de que los malos espíritus y los demonios son ángeles caídos aumenta (véase Job 4.18; Isaías 24.21–22)



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